DE CREMA, DE LIMÓN O DE VAINILLA, EL HELADO QUE MARAVILLA... (GIANNI RODARI)
Precisamente por la naturaleza y la variedad de los alimentos tratados, principalmente frescos, líquidos o semilíquidos, a base de azúcares, leche, natas, huevos y, por lo tanto, con un riesgo muy elevado de contaminación y proliferación bacteriana, estos entornos requieren en primer lugar un estricto respeto de las normas de higiene.
Esta condición se puede garantizar mediante la realización de un trabajo de limpieza impecable, la desinfección regular de los locales, el uso de productos resistentes a las bacterias y la aplicación de medidas disciplinarias que recomienden el uso de recubrimientos y suelos de color claro, preferiblemente alicatados, antiácidos. Una solución recomendada por las diferentes normativas vigentes por la facilidad de higienización que puede garantizar, así como por la larga vida de los materiales utilizados. Los sistemas eficientes de drenaje del suelo para el lavado de las aguas residuales, las conexiones redondeadas entre el suelo y las paredes y la ausencia de esquinas y bordes a 90° también son esenciales.
Se debe prestar especial atención a la robustez del pavimento, que debe resistir tanto a los choques térmicos como a las bajas temperaturas que caracterizan a la mayoría de los almacenes, así como a las fuertes tensiones mecánicas, estáticas y circulantes.