La legislación sobre salud e higiene exige explícitamente que no haya ángulos ni esquinas en ángulo recto en las superficies de los entornos en los que se producen o manipulan los alimentos.
Esto es para evitar depósitos de suciedad y posibles fuentes de carga bacteriana de difícil acceso para la limpieza.
Esto significa que en las uniones entre el pavimento y el recubrimiento (en el perímetro de las estancias) y entre las superficies verticales (tanto cóncavas como convexas) debe haber una forma a media caña fabricada con las características de tamaño y de material idóneas.